Todo comenzó allá por el 2012, hace ya algún tiempo atrás… pero todavía es en el día de hoy que recuerdo con especial cariño aquel momento que me abrió los ojos para convertirme y perseguir mi pasión en el mundo del vino.

Después de acabar mis estudios en España en Turismo y decidir coger mis bártulos e irme a estudiar por dos años más a Inglaterra (turismo de negocios) comencé mi andadura en el mundo de los hoteles. No fue para nada fácil, estudié turismo por inercia y a pesar de que me gustaba no contaba con experiencia, no tenía claro que parte de la hostelería me gustaba ni por ende lo duro y sacrificado del trabajo de cara al público. De todas maneras, en el mundo hostelero te das cuenta de que hay gente con pasión, amor y verdadera dedicación a su profesión.

Desde la llegada a mi primer puesto de trabajo en Birmingham (Inglaterra) con apenas 23 años fui dando bandazos como un pollo sin cabeza entre los departamentos internos del hotel donde trabajaba. Llegué a pasar por casi todos los departamentos del hotel intentando encontrar esa chispa interna de pasión que hiciera que me levantara cada día con ganas de ir a trabajar. Encontrarla llevó lo suyo… trabajé en conserjería, recepción, eventos e incluso bar, pero en el que de verdad me sentí identificado fue en el restaurante. Me gustaba la comida, el vino, el maridaje de ambos elementos, pero sobre todo, aconsejar, guiar y poder charlar con los clientes durante su velada en nuestro restaurante.

Después de unos años en el restaurante del hotel decidí tirarme a la piscina e irme a Londres, cuna de grandes sumilleres y una ciudad llena de oportunidades, que decir de los restaurantes y las cartas de vino… por fin lo tenía claro, ¡quería convertirme en sumiller!
A pesar de ello, los inicios fueron difíciles, ya que para trabajar de sumiller en Londres necesitas experiencia, conocimientos, y alguien que apueste por ti y te dé la oportunidad de empezar como Junior Sumiller. Tuve que volver a empezar desde 0, mi currículum no era suficientemente bueno para empezar como Sumiller en Londres, pero esta vez tenía otra energía y contaba con una idea clara y un objetivo a conseguir.

Empecé trabajando en la recepción en un hotel de 5 estrellas, pero a su vez me inscribí en el WSET de Londres para cursar estudios de sumiller. Después de varios meses estudiando, trabajando e incluso aprovechando las horas muertas del turno de noche de recepción para estudiar, pude sacarme el nivel 2 en el WSET, lo que me daría la oportunidad a empezar a trabajar en restaurantes y comenzar mi carrera como sumiller.

A partir de ese momento, no hizo más que mejorar todo a mi alrededor. Recién sacado mi WSET, pedí un traslado entre departamentos dentro del hotel por lo que empecé a trabajar en el restaurante como “Wine Champion” y Jefe de sala. Más tarde tuve la oportunidad de trabajar como sumiller en Berners Tavern, y unos meses después di el salto a trabajar con Clement Robert MS (Master Sumiller) en 28-50 Wine Workshop and Kitchen, donde después de ampliar mis conocimientos a través de nuevo del WSET, pude alcanzar mi sueño de convertirme en “Head sommelier”. Gracias a Clement pude descubrir la pasión, el conocimiento y la dedicación que esta profesión te exige y lo que significa ser un amante del vino. También le doy las gracias por su tiempo y por ser mi mentor.

La vida da muchas vueltas, quien me lo iba a decir a mí… De la nada al todo en apenas 5 años. A través de mis años como sumiller pude conocer a mucha gente, catar vinos increíbles, soñados y casi inaccesibles (Recuerdo con especial emoción un La Tache 2004, un Vega Sicilia 1971, un Mersault “Les Narvaux” 2009, un Mouton rothschild 2001, un Château Palmer 85…. La lista puede ser interminable). Tienes la oportunidad de que te inviten a todo tipo de eventos (catas, presentaciones de nuevos vinos, catas verticales…) pero con lo que de verdad te quedas en tu retina es con las personas con las que has trabajado, con esos compañeros con los que has compartido 14 o 16 horas juntos en turnos interminables, los clientes a los que has atendido, las recomendaciones que has sugerido, los maridajes impensables conseguidos… y todo aquello que el dinero no puede ofrecerte.

A día de hoy me encuentro en España trabajando y mi carrera como sumiller digamos que sigue presente, pero de alguna manera enfocada desde otro punto de vista. Gracias a las personas que he conocido en mi carrera profesional y algo de suerte, aspecto muy importante en la vida, actualmente trabajo como Export Manager en una bodega de Cataluña para, casualidades de la vida, quien en su día fue el Mejor Sumiller de Inglaterra en el año 1996.

Como winelover de pura sangre (creo que por mis venas corre vino y no sangre a estas alturas), he tenido la tremenda suerte y oportunidad de dedicarme profesionalmente a algo que en su día comenzó como un hobbie, un quizás, o algo fruto de un sueño de medianoche.

El vino se hace, se disfruta, se comparte… y como winelover, alzo la voz por los restaurantes. Necesitamos estar cerca de la restauración en estos momentos tan delicados y apoyarles fuertemente cuando vuelvan a poder abrir sus puertas, ya que, sin ellos, parte de la historia del vino se perdería. ¡Gracias Wine is Social por vuestra labor!

Carlos Sancho